martes, 27 de marzo de 2012

Una buena lección


La verdad es que cada día uno se da más cuenta de que en lo que se refiere al ser humano, por muchos estudios de mercado, muchas investigaciones, muchas encuestas de opinión y muchos análisis comparativos que se hagan, no hay absolutamente nadie que pueda predecir con un nivel aceptable de seguridad cuáles van a ser los comportamientos de las personas en el futuro, y no ya en futuros lejanos, sino en futuros de horas y minutos.

El último y sonoro revés que se han llevado todos los institutos y empresas de investigación, han sido las pasadas elecciones de Asturias y Andalucía. Lo que todo el mundo daba por sentado y seguro, todas las encuestas confirmaban y ratificaban, y todos los medios de comunicación publicaban y difundían, con más o menos entusiasmo dependiendo de las tendencias de cada uno, se lo ha pasado la población por el arco del triunfo, y les han dado a todos una buena colleja por listos.

La tantas veces anunciada mayoría absoluta que obtendría el partido popular, con una ventaja a priori sobre el partido socialista de más de 10 puntos, se ha quedado en una victoria simple con un margen de separación de alrededor de 1 punto. Y en Asturias, lugar en el que el señor Cascos se las prometía muy felices pensando que iba a arrasar, los asturianos le han dado un buen pescozón por su arrogancia y su ineptitud por ser incapaz de sacar adelante un gobierno teniendo 16 escaños y que a poca voluntad de buen político y negociador que hubiera tenido, habría conseguido apoyos sin problemas para gobernar, pero en lugar de ello, con chulería y prepotencia, convoca nuevas elecciones “porque sólo quería mandar él”, sin negociar con nadie y sin pactar con nadie. Pues toma colleja amigo, ahora estás peor que antes y espérate porque igual ni puedes gobernar tú. Toda una lección que deberías aprender, aunque si hasta ahora y a lo largo de toda tu carrera política no has aprendido ya, es prácticamente imposible que lo hagas ahora.

Por lo que se refiere a la enorme variación entre las previsiones y lo realmente sucedido, llevamos ya horas y horas escuchando a sesudos analistas, políticos, periodistas, tertulianos y demás gurús de estas cosas, intentando dar cada uno “su explicación” sobre lo sucedido, basándose en teorías diversas, en causas muchas veces absurdas, y hasta en algunos casos insultando a aquellos ciudadanos que libremente han elegido lo que les ha dado la gana. Han llegado algunos hasta a afirmar que en Andalucía ha pasado lo que ha pasado porque son unos analfabetos y unos vagos. Quienes han afirmado tal cosa no demuestran otra cosa que un gran desequilibrio mental y enfermizo, que les incapacita para tener siquiera opinión.

Pero oyendo a todos, en lo que nadie repara y parece que nadie da importancia, es que la actitud y la elección que se hace en unos comicios es básica y fundamentalmente una actitud emocional, que se puede ver más o menos influida por el raciocinio en determinadas circunstancias, pero fundamentalmente emocional, y como toda acción emocional es casi siempre imprevisible. La gente puede decir que va a votar una cosa un día antes, una semana antes o incluso una hora antes, pero cuando llega a votar y debe coger su papeleta, a no ser que sea “hooligan” de algún partido de esos que no piensan, lo normal es que el componente emocional crezca. Así, esta emoción puede servir lo mismo para castigar a uno que nos ha decepcionado, como para premiar a otro que nos ha convencido, pero cuando ocurre como en la actualidad en la que ninguno convence, todos decepcionan y todos mienten, ¿qué es lo que queda?, pues ni más ni menos que los adictos y hooligans por un lado, y el resto de los ciudadanos con sus emociones y sus elecciones imprevisibles por otro. A ver si alguien es capaz de tomar nota de ello. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario