En los últimos años hemos
padecido una epidemia de creación de burbujas diversas y batacazos monumentales
cuando éstas explotaban. Lo malo era que en todas las explosiones, los
listillos se han ido haciendo más ricos y forrándose más, a costa de los pobres,
de los honrados y de los honestos, que al final son los que pagan las
consecuencias con los ERE’s, los despidos, la pérdida de trabajos y la
frustración absoluta.
Hemos vivido y sufrido la
burbuja de internet de finales del pasado siglo y comienzos de este, en el que
surgían “expertos de 22 años” que cobraban sueldos millonarios, agencias
interactivas que nacían como setas, ocupación casi total de los espacios
publicitarios de TV por parte de empresas “on-line”, etc, etc, y que luego se fueron la práctica
totalidad al garete.
Hemos vivido y sufrido la
burbuja inmobiliaria, con unos precios por los pisos que se multiplicaban por 2
o por 3 en unos meses, y cantidad de inmobiliarias y especuladores forrándose,
mientras millones de personas quedaban enganchadas con hipotecas impagables. No
hace falta que recuerde lo que esto nos ha supuesto.
Hemos vivido y estamos
sufriendo la burbuja financiera, con esos productos que nadie entendía, con la
creación de los algoritmos ultra rápidos que manejan la bolsa y la economía sin
que nos enteremos de qué va el tema, con las estafas de las preferentes a
personas mayores que se han quedado en la miseria, con las salidas a bolsa
amparadas en estafas y engaños, en fin con esa insaciable voracidad de los
llamados mercados, que nos está hundiendo a todos en la miseria.
Y finalmente vivimos, y
esta parece que no se desinfla, la burbuja de los llamados “gurús”, o más
castizamente expertos. En los últimos tiempos las radios, las televisiones, los
eventos, y cualquier sitio o lugar que podamos pensar, se han llenado de estos
expertos en todo, que lo mismo te analizan una resolución judicial, que una
caída de la bolsa, que un incremento en las exportaciones, que un movimiento social
o en definitiva un discurso de una personalidad. Lo analizan, lo desmenuzan
como si fueran los sabios que van a darnos la receta mágica para un mundo
feliz. Lo malo es que cuando hablan antes de que ocurran los hechos se suelen
equivocar, y cuando hablan después, también se equivocan.
Si lo analizamos, veremos
que todas y cada una de estas burbujas no son otra cosa que fraudes y engaños,
realizados por gente que aparentemente habla muy bien y por tanto parece que
sabe mucho, y que consiguen engañarnos a todos con sus gestos y palabras.
Luego, eso sí, suelen desaparecer rápida y misteriosamente, cuando los
resultados son los que son.
Pero a estos se les sigue
pagando por sus “consejos” y se les sigue creyendo sus “teorías”, y además se
les paga en cantidades inalcanzables para cualquier mortal trabajador.
¿Cómo es posible que se
le haya pagado 1 millón de euros a un señor que “ideó” vender Madrid con “a
relaxing cup of café con leche”.??
El marketing es mucho más
sencillo que eso, el marketing es sentido común, y me parece a mi que ninguno
de estos personajes, ni ellos ni quienes los contratan, tienen el más mínimo
sentido común. Claro, que el dinero no sale de sus bolsillos.