viernes, 20 de abril de 2012

Bye bye lengua, hello neo-lengua


Malos tiempos vivimos, muy malos para la libertad, la independencia, la coherencia, la inteligencia y sobre todo la verdad y pluralidad de nuestras ideas y pensamientos. La crisis que nos han creado otros, que nos mantienen otros y que nos quitarán otros cuando les dé realmente la gana, nos está llevando a perder muchas cosas que habíamos logrado a base de esfuerzo, trabajo, ideas, impuestos y progreso.

Desde que estamos instalados en la crisis no hacen sino mentirnos continuamente sobre las causas de la misma, sobre los remedios necesarios y sobre cómo vamos a salir. Mentiras continuas y lo peor de todo es que hay mucha gente que se las cree. Yo la verdad no puedo entender cómo hay algunos millones de personas que se creen que la culpa de la crisis es de esas frases con que nos machacan continuamente de que “la culpa es de ZP”, o que “hemos gastado por encima de nuestras posibilidades” o que “el gobierno anterior nos ha llevado a la ruina”. Sinceramente y teniendo un par de neuronas en funcionamiento o un par de dedos de frente, no puede haber bicho humano que se crea eso, a excepción de aquellos a los que podemos quitar lo de humano y dejarles simplemente en bicho.

La crisis la han creado los mismos que se llevan su dinero a los paraísos fiscales, patriotas de pro, que no contentos con llevarse el dinero y no pagar impuestos, quieren quitarnos al resto los avances que habíamos conseguido en el estado de bienestar. Son los mismos que nos seguirán exprimiendo, con el consentimiento de los políticos amigos, hasta que ya no nos quede nada que dar y entonces, sólo entonces, se dignarán a dar por terminada la crisis porque verán que ya no queda jugo que obtener.

Y una de las cosas que nos ha traído la crisis es la famosa neo-lengua, esa de la que hablaba Orwell en su novela 1984, y que desgraciadamente cada día es más cierta y cercana. Ya tenemos “gran hermano”, ya tenemos “neo-lengua”, y solo nos falta que implanten la “policía del pensamiento” y entonces la novela se habrá hecho realidad.

De momento y para abrir boca, acaban de dar una buena estocada a la pluralidad y a la información libre, imponiendo la elección por mayoría absoluta del presidente de RTVE. Habíamos conseguido por fin una televisión de una aceptable calidad, sin anuncios y con unos informativos de muy buen nivel. Bueno pues adiós a todo eso, volverán las horas oscuras, eso sí a cambio no devuelven el fútbol en la radio. Todos contentos, a llenar las neuronas con goles, con Messis y Ronaldos, que del resto de las cosas de la vida, ya se ocupan ellos.

En fin que viendo el retroceso a pasos agigantados que estamos viviendo, podemos acordarnos del dicho aquel de “entre todos la mataron, y ella sola se murió” que adaptándolo un poco a los hechos actuales sería algo asó como “unos pocos nos mataron, pero nosotros solos nos vamos muriendo”, porque ya empezamos a ser inservibles para los poderosos.

Tiempos de tango para los poderosos que nos manejan y que deciden que nuestra libertad es única y exclusivamente de su propiedad, y por tanto pueden permitirse el lujo de decir con respecto a nuestra libertad: “la maté porque era mía”, y todos nosotros a callar y obedecer.

jueves, 19 de abril de 2012

A vueltas con la comunicación


Estamos en un país plagado de comunicadores o al menos eso se deduce de la enorme cantidad de personas que se dedican de una forma u otra a ello. En los medios escritos, en los audiovisuales, en las redes sociales, en las tertulias, en las agencias, por donde quiera que se mire proliferan los hombres y mujeres que hablan, escriben y opinan. Parece que por el número de personas que están en ello, deberíamos nadar en la abundancia de la comunicación, pero la realidad, manifestada y demostrada con insistencia día tras día, es que en realidad no hay comunicación, o mejor dicho si la hay pero en realidad no es comunicación, es otra cosa que no sé cómo llamar, pero comunicación desde luego no.

Y curiosamente todos o casi todos los que se dedican a la comunicación son los mismos que la producen pero que a la vez la critican. En los últimos tiempos venimos escuchando que todos dicen que la comunicación falla. Dicen que falló cuando gobernaba Felipe González, que falló cuando lo hizo Aznar, que siguió fallando con Zapatero y por supuesto con Rajoy no podía ser menos y vuelve a fallar. Para poner la puntilla, también nos ha fallado la comunicación en el tema de la Casa Real y todas las extrañas circunstancias en las que últimamente se ha visto envuelta. En todos y cada uno de los casos, supuestamente han existido equipos de grandes comunicadores encargados de llevar hasta la población las cosas que unos y otros hacen, y en todos los casos han fallado. Lo más grave es que todos dicen que fallan pero nadie se pregunta nunca el por qué. La frase más habitual de escuchar es: “está fallando la comunicación”, pero ahí se quedan todos.

Puestos a analizar el por qué de los fallos de comunicación, no estaría de más hacerse unas cuantas preguntas y obtener las respuestas adecuadas, como por ejemplo:

  • ¿Se quiere realmente comunicar algo?
  • ¿Quién decide lo que se quiere comunicar?
  • ¿Quiénes son los responsables de que se realice la comunicación?
  • ¿Quién realiza la comunicación?
  • ¿Por qué, para qué, dónde y cómo se realiza la comunicación?


En la mayoría, por no decir en la totalidad de los casos, los encargados y responsables de la comunicación son periodistas, y sin tener ni mucho menos nada en contra, diría que los periodistas son profesionales acostumbrados a un tipo de comunicación que es la unidireccional, es decir un emisor que manda un mensaje y que supuestamente lo recibe un receptor. Aquí se acaba el tema. Y esto siempre en el supuesto de que el profesional del periodismo sea el responsable de la comunicación y no tenga condicionantes ni sesgos para realizarla.

Pues bien, yo pienso que ahí es donde está el fallo, en pensar que la comunicación es un asunto unidireccional y punto.  Nada más lejos de la realidad.

La comunicación es siempre, siempre, un asunto bidireccional, un emisor que tras lanzar su mensaje, debe convertirse de inmediato en receptor del feedback que le va a proporcionar el receptor que, una vez recibido el primer mensaje, se convierte automáticamente en emisor.

Por tanto mientras los comunicadores piensen que lo que ellos emiten es lo mismo que los demás reciben (ya sabemos la distorsión que se produce en los mensajes desde el emisor al receptor), y no se preocupen en absoluto de recibir el feedback de los receptores para a través de él, ir modulando y adecuando los mensajes posteriores, la comunicación en general seguirá fallando, ahora, antes y siempre. Y esto no se circunscribe solamente al ámbito publicitario, es algo fundamental en cualquier aspecto de la comunicación, ya sea informativa, institucional, empresarial o cualquier otra que imaginemos.

Por tanto y como conclusión, hay que querer comunicar, hay que hacerlo de la forma y con los medios adecuados, y sobre todo hay que estar siempre dispuesto a recibir el retorno de la comunicación que emitimos para tratar de mejorar las posteriores.

No son cosas que sea necesario irse a estudiar a Harward, es simplemente sentido común.

jueves, 12 de abril de 2012

Palabras, lenguajes, significados


La verdad sea dicha, debido a mi profesión siempre me he movido en ámbitos en los que de escuchan palabras extrañas y lenguajes algo extraños. Sí, en el mundo de la publicidad y del marketing se es muy aficionado a mezclar las palabras inglesas en las conversaciones profesionales entre compañeros, en presentaciones a clientes, etc. Eso siempre se supone que da una imagen de que se sabe mucho más de lo que en realidad se sabe. Pero bueno, al fin y al cabo, son palabras y frases llegadas ambos de las Américas y que suenan muy chulas según algunos. A mí personalmente, siempre me ha gustado más utilizar el castellano y alejarme de esas palabras anglosajonas que tanto molan, claro sin llegar al extremo de decir “mercadeo” cuando me refiero al marketing, ni decir tampoco “cartear” cuando se habla de mailing. Pero bueno, quitando unas pocas palabras, el resto se pueden decir perfectamente en castellano y así nos entendemos todos más fácilmente.

En fin que tras esta introducción rollete, lo que yo quería decir es que estoy comprobando que el lenguaje castellano que yo aprendí, el significado de las palabras que a mí me enseñaron, debe haberse quedado anticuado porque ya no vale. Las cosas ya no significan lo que han significado toda la vida, y estamos llegando a un punto que nos va a ser necesario a todos volver a pasar por la primaria del cole. Al final va a resultar que la demostración matemática que me hicieron cuando yo era jovencito de que dos es igual a cuatro, es dogma de fé.

Bien repasando lo escuchado los últimos días, vemos el tema del lenguaje que decía.

- Resulta que la “amnistía fiscal” no es tal amnistía, sino un “gravamen” que se pone al dinero que es aflorado por esos que lo tienen.

Por otro lado los “defraudadores” no son tales, sino personas muy listas e inteligentes que han estado guardando el dinerito para traerlo ahora que nos hace falta y encima pagando un 10%.

Por otra parte los recortes de dinero en servicios tampoco son lo que creemos, son simples “ajustes” derivados de que antes no habían sabido ajustarlos.

Los despidos de gente en las empresas no son despidos, sino acciones encaminadas a hacer las empresas sostenibles.

En Madrid parece ser que la subida de las tarifas del Metro, no son tales subidas, sino todo lo contrario, bajadas de los descuentos que antes se realizaban.

Los abonos del Metro y esas cosas ahora parece que se llaman “forfaits”.

Nos dicen que están trabajando para dar un “giro radical” a los temas que la “evolución cíclica” viene generando.

La gente que está en paro y no encuentra empleo, no son desempleados sino personas que se han tomado la jubilación muy pronto, las vacaciones muy largas o que prefieren realmente la vida contemplativa.

Las mujeres que deciden no tener hijos, realmente no son mujeres sino un ente extraño e incalificable que pulula por las calles, las casas y los trabajos.

Y en fin, así podríamos continuar disertando sobre la “inmortalidad del cangrejo ermitaño” o sobre la “incidencia periódica de la contingencia alcista de los niveles medios” hasta que los que están decididos a ahogarnos, tengan a bien aflojar un poco la mano que nos está estrujando el cuello, y podamos tomar aunque sea un poquitín de aire fresco, eso sí, dándoles las gracias infinitas por ello y mostrándonos dispuestos a realizar cualquier sacrificio y empobrecimiento que nos sea requerido.

Ayy si no fuera por estos desahogos, donde estaríamos ya.

Por cierto que se me olvidaba, para los aficionados a las matemáticas (sencillotas ehh), ahí va esa demostración de que hablaba antes.

Bien partimos de la sencilla premisa siguiente:
o   a = 2
o   b = 2
Tenemos que:
o   a = b
Si multiplicamos una igualdad por el mismo número, la igualdad se mantiene, por tanto multiplicando a ambos por a:
o   a2 = ab
Ahora restamos la misma cantidad a ambos lados con lo que la igualdad se sigue manteniendo, es decir:
o   a2 - b2 = ab - b2
En el primer miembro tenemos una diferencia de cuadrados que es suma por diferencia, y en el segundo podemos sacar de factor común a b, de forma que nos queda:
o   (a + b) (a – b) = b (a – b)
Dividimos a ambos por (a-b) y nos queda entonces:
o   a + b = b
Osea ni más ni menos que 4 = 2

De modo que amigos, habrá que prepararse para que nos paguen como 2 y nos cobren como 4 y para que las empresas que están ganando 4 en realidad nos convenzan de que sólo están ganando 2.
Resumen:
o   a = 2
o   b = 2
o   a = b
o   a2 = ab
o   a2 - b2 = ab - b2
o   (a + b) (a – b) = b (a – b)
o   a + b = b
o   4 = 2
Así es la vida.