martes, 15 de mayo de 2012

Evolucionando el marketing


El marketing, la comunicación, las actividades comerciales, la publicidad y en definitiva todas aquellas ciencias y disciplinas que se dedican a trabajar y estudiar el intercambio de bienes y servicios, la compra y venta de artículos materiales e inmateriales, las transacciones en definitiva, han ido evolucionando a lo largo de los tiempos en sus formas, en sus lugares, en sus métodos y en sus finalidades.

Desde tiempos inmemoriales en los que en plazas y mercadillos el arte de vender era sobre todo y en primer lugar, el arte de engañar a alguien para que pagara un precio, por lo general excesivo, por artículos que en muchas ocasiones no valían para cumplir la función a la que estaban destinados, habíamos ido evolucionando hasta los tiempos actuales y modernos en los que parecían primar asuntos tales como productos adaptados a las demandas del mercado, fidelidad y grado de satisfacción del cliente, acercamiento entre fabricante, distribuidor y comprador/consumidor final, establecimiento de precios justos, comunicación basada en las bondades y certezas de los productos, etc, etc. Y la verdad es que la cosa iba bastante bien, el cliente finalmente se había convertido en el rey del mercado, en la opinión que era necesario conocer y en la sensibilidad que era necesario tener satisfecha y fiel.

Pero a esta evolución siempre ha habido algo que se ha escapado como una anguila entre los dedos, y que no se sabe muy bien por qué, sigue con los modos y formas primitivos de engañar, engatusar, conseguir sus propósitos, es decir la venta de su producto, e inmediatamente olvidarse de una forma absoluta y total de aquellos que les han comprado. ¿Y qué es este algo?, pues lo de siempre, la política, los señores políticos profesionales y los banqueros y amiguetes sobrevenidos, en definitiva el poder que, hagamos lo que hagamos los ciudadanos de a pié, siempre consigue sus propósitos a costa nuestra. Y no se vuelven a acordar de nosotros ni un solo minuto, hasta la siguiente vez en que necesitan de nuestros votos y de nuestro apoyo, y nosotros, cada día más borregos, volvemos a caer.

Además y desde las últimas elecciones, hemos ido aprendiendo que las cosas ya no son como creíamos, y que unos nuevos conceptos se abren paso en el mundo y en la política. Atentos expertos en marketing y comunicación, que nos están quitando el sitio. Seguidamente señalo algunos de los nuevos e interesantes conceptos, salidos todos ellos de los laboratorios de I+D+i de los partidos y del gobierno, y profusamente aireados por sus dirigentes y militantes.

Comunicación Inversa: Llamase a la “no comunicación” planificada para que fluyan rumores, comentarios y suposiciones, los cuales una vez analizados y mezclados convenientemente, dan lugar a los mensajes ininteligibles con los que tan generosamente nos regalan los oídos.

Producto aleatorio: Llamase al producto que nos venden (programa electoral), que como bien se sabe puede ser esto, lo otro o lo de más allá, ser cierto o no, o decir una cosa y la contraria dependiendo.

Venta indeterminada: La que nos realizan y que como se comprueba, es algo así como un no sé qué, que no acaba de ser ni acaba de no ser, y que nunca se sabe a qué nos va a conducir.

Resignación del cliente: Pues eso, que te guste o no te guste, te lo comes con patatas.

Reclamación a  otros: Dado que si las cosas que se hacen son contrarias a lo que decían, no es por su culpa, sino por la culpa de otros que dejaron todo muy mal y no se puede hacer otra cosa, y las culpas siempre por elevación a alguien que no sea de los propios.

Y como colofón y por si quedaban dudas, el mensaje final: si no está satisfecho, es lo que hay.

Realmente un marketing impecable.

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