miércoles, 24 de octubre de 2012

Señores políticos, ¿dónde está el marketing?

Dicen que el cliente es el rey, el que manda, el que siempre tiene razón y, exceptuando a algunas personas que son demasiado quisquillosas o un pelín paranoicas, en general ésta afirmación es totalmente cierta. Sí, somos los reyes, somos las personas a las que hay que conquistar, a las que luego hay que mantener cada día en un esfuerzo constante de fidelización, y a las que finalmente nos deben premiar para que nos convirtamos en los mejores y más eficaces prescriptores de sus productos.

Las empresas hace tiempo que se han dado cuenta de ello y por eso los departamentos de marketing y sus estrategias se enfocan más hacia el cliente, desarrollan un marketing totalmente enfocado a conocer a los clientes, saber sus gustos y necesidades e intentar satisfacerlas de la manera más eficaz posible. En definitiva, saben que deben seducir a los clientes, y no sólo al principio, sino cada día de los que dure su mutua relación. Eso significa acercarse a él, contactar con él, dialogar con él, escucharle, preguntarle y sobre todo, hacerle caso en sus sugerencias y demandas. El cliente, la persona que compra y usa el producto, puede decir siempre mucho más acerca de él que cualquier estudio frío y calculado.

En definitiva, cuidar la venta y sobre todo y muy especialmente, "mimar" el período de postventa que al fin y al cabo no deja de ser un período de nueva preventa si sabemos fidelizar al cliente y obtener de él la repetición en su decisión de compra hacia nuestro producto. Todas las empresas saben estos extremos, todas o casi todas tienen sus departamentos de "crm", de fidelización, de contacto con el cliente, aunque no demasiadas realizan estas funciones con la necesaria eficacia y profesionalidad.

Resumiendo y como he afirmado tantas y tantas veces, no hay que pensar en el "valor actual de la venta", sino en el "valor futuro del cliente". Por ello han surgido en los últimos años técnicas y estrategias de marketing que se engloban en los conceptos de marketing emocional, marketing de sensaciones y marketing de experiencias, porque se ha comprobado que buenas experiencias, buenas sensaciones y buenas emociones de los clientes con nuestro producto, son las mejores formas de que se mantenga fiel hacia el mismo.

Pero, ¿qué es lo que pasa en política?, ¿no conocen los políticos y sus partidos todos estos términos y conceptos?. Parece ser que no, parece ser que su idea del marketing es vendernos unos cuantos eslóganes cada cuatro años, contarnos unas cuantas promesas que seguro no cumplirán, vocear en los mitines durante 20 días cada cuatro años, y después..... después el olvido más absoluto. Y en ese mundo sólo parece que se habla de marketing para justificar cualquier engaño o intento de convencernos de cosas que son imposibles de asumir.

Señores políticos, ustedes no dejan de ser un producto que compramos los votantes y por ello, deben saber que rigen (exceptuando a las personas de ideas fijas y hooligans varios) los mismos principios que para cualquier otro producto. Mediten que si no nos proporcionan buenas sensaciones, buenas experiencias y no son capaces de emocionarnos, muy difícilmente compraremos lo que nos vendan.

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